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miércoles, 2 de junio de 2010

"Recoge, por favor, la suciedad de tu perrito"

Todas las mañanas trato de salir a caminar con mi perrito, Mateo. Llevo una bolsita de pan de caja Bimbo, que según nos informa es "ecológica". Es decir, está hecha con un material fotodegradable. Que se desintegra en unos meses por la acción del sol.

Reconozco que en algunas oportunidades, sí he dejado el "rastro" sin levantarlo... ¿Es que quién se va a dar cuenta? ¿A quién le importa? Por la zona donde vivo, hay muchos perros que pasean sin dueño. O dueños que no recogen lo que sus mascotas dejan...

Los excrementos de perros -o gatos, o de cualquier animal- sobre las aceras son un espectáculo desagradable. Y peligroso. No sólo por el olor o porque uno puede pisarlo sin darse cuenta. También, porque éstos contaminan nuestro aire.

Al secarse en plena calle, no se integran al suelo, ni se biodegradan ni se vuelven humus... Se van desintegrando y, con el viento, las partículas vuelan por el aire. Micro pedacitos contaminados de las heces secas, se posan en nuestro rostro...


Hay un vecino que optó por poner un cartel muy lindo en el que sugiere a los paseantes responsabilizarse de su perrito. "Recoge, por favor, la popó de tu perro". La paradoja: junto al cartel, un can encontró el lugar ideal para depositar su "popó" (como le dicen en México).

Creo que es cuestión de convencernos que cada acción tiene una consecuencia. Lo que no hago, aunque NADIE lo note, sí importa. Y lo que sí hago, por más mínima que sea la acción, tiene un efecto positivo en el ambiente que nos rodea. Es lo que el premio Nobel de Química 1995, Mario Molina (México, 1943) denomina como el famoso Efecto Mariposa: basta el aleteo de una mariposa, dice, en un lugar remoto de la tierra para desencadenar huracanes en otra región. Así de encadenados unos a otros estamos. Y si yo colaboro con lo que me toca, AUNQUE SEA LA ÚNICA, pues de algo servirá. Dicen que la Madre Teresa de Calcuta repetía: ¡una gota de agua no basta para saciar la sed...pero si tú no pones esa gota, es una gota menos!

martes, 1 de junio de 2010

Totalmente salmón

Con "vocación de salmón". Así me bautizó una amiga hace años. Yo estaba entusiasmada contándole cómo trataba de convencer a los que pasan a recoger la basura de mi calle. De cómo les iba explicando la diferencia entre lo orgánico, que se pudre... Y lo inorgánico: lo que no se pudre. Y, claro, mi frustración al ver que todas mis bolsitas con las casi 7 separaciones que tengo terminaban en el mismo lugar del camión. "Tenemos orden de mezclar todo", me dijo el basurero.
No he dejado por este fracaso -evidente y diario- de separar metódicamente mi basura. Sigo aplastando las cajas (por aquello de que el 80% de la basura es aire); sigo pisando las botellas de PET; sigo apartando las bolsitas de papel aluminio -típicas de las de las galletas y papas fritas- que llevo a una fundación para que presos y familias de no sé que etnia mexicana, las tejan y ganen algo de dinero... Sigo guardando mi periódico y en otra caja, los papeles reciclables para venderlo. Y, claro, las latas de aluminio (descubrí un lugar donde pagan poquito menos de un dolar el kilo).
Con paciencia, ya desarrollé toda una técnica para enjuagar las cajas de leche (que usan hasta 7 capas de diferentes papeles, ¡y hay que evitar que talen más árboles), aplastarlas, desdoblando las esquinas... y apilarlas para mandarlas al colegio de mis hijas.
Todo, para que una y otra vez, no falte quien me diga que mi esfuerzo es inútil. Qué la mafia de los "pepenadores" prefiere disponer de mi basura NO separada para sacar de ella todo lo que se le puede sacar.
En fin: sí, soy salmón. Aquí sigo. Ir contra la corriente me encanta. Me revitaliza. Al contrario de lo que le pasa a muchos, me genera más energía ir para donde no va nadie... ¿Vocación de salmón? ¡Por supuesto! Soy 100% salmón. Y de eso es lo que quiero escribir en este, mi recién estrenado blog.

¿Por qué salmón?


Salmón es el pez que nada contra corriente.
Que salta rocas, que no se deja ir por lo fácil...
Así me siento a veces. Yendo a todo vapor al revés de medio mundo; exponiéndome a empujones, críticas y risas.
Me siento salmón cuando trato de educar a mis hijas en el ser y no el tener.

Y cuando separo basura.
Cuando reciclo mis deshechos.
Cuando reduzco mis basura.
Cuando reutilizo algo que otros tirarían.

Pero soy muy feliz.
Por esto, empecé el blog. E invito a los que van por la vida contra la corriente a sumarse y compartir sus ideas de cómo educar a ser más RESPONSABLE con este mundo que Dios nos dio para mantenerlo limpio.

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